En los casos de lesiones personales, ya sea por accidente o por negligencia médica, es posible para la víctima buscar una compensación por daños. ¿Qué incluye esta compensación? Bien, la compensación se divide en dos: daños económicos y daños no económicos.
El primer tipo se refiere a todos aquellos gastos que se pueden cuantificar con dinero. Aquí se incluirían facturas médicas, medicinas, gastos de hospital, daño de propiedad, etc.
Sin embargo, el día de hoy queremos hablar del segundo tipo de compensación: los daños no económicos. ¿A qué se refieren estos y cómo se cuantifican?
Cuando una persona sufre un accidente y resulta con lesiones, no solo experimenta un dolor físico y una lesión en su cuerpo. También hay consecuencias en cuanto a sufrimiento, estrés, malestar emocional, cambio de estilo de vida, pérdida de consorte o de compañía, etc.
Hay víctimas que lamentablemente llegan a sufrir desfiguramiento, amputaciones, pérdida de una función física o mental, e incluso la muerte. Todo esto tiene repercusiones en cómo vivían antes del accidente, y cómo será su vida a partir de este, y no solo su vida sino también la de su familia. A esto se refieren los daños no económicos: al dolor y sufrimiento por el que atraviesa la persona durante el accidente y a lo largo de su recuperación.
Por lo general, las lesiones catastróficas que resultan en pérdida de funciones físicas o mentales pueden aumentar el monto de la compensación no económica.
Existen dos métodos que comúnmente se usan para poder calcular este tipo de compensación:
- El método multiplicador.
- El método per diem (por día).
En el método multiplicador se elige un multiplicador de entre 1.5 y 5, el cual se multiplica por el total de tus facturas médicas para determinar a cuánto equivale tu dolor y sufrimiento.
El método per diem elige una cantidad por “viáticos” que se multiplica por el número de días, desde que sufriste la lesión hasta que tu médico te dio de alta.